Como lamenta Navarro*,
[…] el uso indiscriminado de anglicismos médicos es preocupante no sólo porque se trata de vocablos gráficamente extraños […] y gramaticalmente anómalos […], sino porque estas expresiones importadas introducen graves imprecisiones y restan claridad a nuestro lenguaje especializado; y, no lo olvidemos, la precisión y la claridad son precisamente las dos virtudes principales que debe poseer el lenguaje médico.
Así, en los textos de divulgación médico-sanitaria es muy frecuente encontrar anglicismos, como screening test [prueba de detección], test [prueba], stress [estrés], distress respiratorio [dificultad respiratoria], peeling [exfoliación], bypass/by-pass [derivación, según el contexto], o el manido severo, del inglés “severe”. Y para muestra, los siguientes fragmentos de texto:
–En muy raras ocasiones las jaquecas pueden ser severas […].
¿Qué podemos hacer, como se pregunta Segura**, para combatir estos anglicismos que tanto empobrecen y desvirtúan el idioma español, amputándole poco a poco, o mucho a mucho, las maneras tradicionales de decir las cosas? Por lo pronto, llamar la atención sobre ellos.
* Navarro, F.A. (1998). «En pos de la verdadera causa de los anglicismos médicos». En: Félix Fernández, L. y Ortega Arjonilla, E. (coordinadores). II Estudios de Traducción e Interpretación. Tomo 3. Málaga: Univesidad de Málaga: 1079-91.
** Segura, J. (2001). «Los anglicismos en el lenguaje médico». Panace@ (Revista de Medicina, Lenguaje y Traducción), 2(3): 52-7.
Blanca Mayor Serrano