Según contaba mi madre, así llamaban sus compañeras de colegio, allá por la década de los 40, al profesor de matemáticas por ser estricto, exigente, austero, inflexible… Mote, en definitiva, que revelaba el carácter del susodicho.
El adjetivo «severo» se ha empleado siempre en español con el sentido arriba apuntado. Ahora bien, debido a la influencia del término inglés severe en el lenguaje médico, los redactores y los médicos de habla hispana recurren con mucha frecuencia al anglicismo «severo» como si no dispusieran de más alternativa que esta. Para respaldar lo dicho, me bastarán los siguientes ejemplos, tomados de textos destinados a la educación médico-sanitaria de la población general:
-En muy raras ocasiones las jaquecas pueden ser severas [...].
Como vemos, los productores de estos textos ignoran todas las posibilidades que les ofrece una lengua tan rica como la nuestra. Así, entre otras muchas alternativas, disponen de los siguiente vocablos: agudo, avanzado, extenso, fuerte, grave, importante, intenso, según el contexto.
Blanca Mayor Serrano