En la entrada anterior, decía que en la comunicación médico-sanitaria dirigida al paciente, así como en la destinada a los especialistas, la abundancia de pleonasmos es un atentado a la concisión, a la precisión del lenguaje, y, al contrario de lo que ocurre en la lengua coloquial, su tedioso uso ni refuerza el discurso ni añade expresividad a lo dicho.
En efecto, los pleonasmos presentes en los fragmentos de texto que reproduje no son sino expresiones huecas, innecesarias, que afectan a la elegancia de la escritura y le restan al texto agilidad y comprensión.
Coincidirán conmigo en que las expresiones “neuralgia”, “radioterapia”, “profilaxis”, “demencia” resultan mucho más adecuadas que sus prolongaciones lingüísticas “dolor neurálgico”, “tratamiento radioterápico”, “tratamiento de radioterapia”, “terapia profiláctica”, “demencia cerebral”.
Blanca Mayor Serrano